Actualizado el 4/22/2025
Reflexiones tras la muerte del Papa Francisco: continuidad, reformas y la voz eclesial en un mundo polarizado
Tras el fallecimiento del Papa Francisco, primer pontífice latinoamericano y figura clave en la renovación eclesial de los últimos años, la Iglesia Católica enfrenta un momento crucial marcado tanto por el luto como por la inminente elección de su sucesor. Diversas voces, como la de Cristián del Campo, sacerdote jesuita y rector de la Universidad Alberto Hurtado, han destacado la huella indeleble que dejó Francisco, especialmente en su estilo pastoral, su atención a los más marginados y su rol activo en la escena geopolítica y social mundial.
Del Campo resalta que Francisco imprimió un lenguaje sencillo y cercano, priorizando la misericordia y una pastoral de terreno, en contraste con tradiciones clericales más rígidas. Esta aproximación permitió a la Iglesia abrirse a realidades diversas y fomentar un carácter más participativo y horizontal, ejemplificado en el reciente sínodo de la sinodalidad, enfocado en la consulta y la inclusión de laicos, hombres y mujeres en la toma de decisiones eclesiásticas.
Un aspecto central del papado de Francisco fue el enfrentamiento de las crisis por abusos al interior de la Iglesia, particularmente relevantes en Chile. Según Del Campo, el Papa reconoció errores iniciales en su abordaje, pero aprendió y promovió reformas importantes: modificaciones en el derecho canónico y el establecimiento de nuevos protocolos para la prevención y el manejo de abusos, sentando bases para una responsabilidad institucional reforzada.
En cuanto a la proyección futura, el próximo cónclave será determinante: existe una tensión natural entre quienes desean continuar el camino de reformas y apertura impulsado por Francisco y quienes buscan retornar a modelos más tradicionales y jerárquicos. Ambos enfoques convivirán en el proceso de elección, lo que refleja la diversidad y el desafío interno que vive la Iglesia en la actualidad.
La voz de la Iglesia, afirma Del Campo, sigue siendo crucial especialmente en sociedades polarizadas y en temas como la migración o los derechos humanos. Francisco enfatizó la denuncia de abusos y la mediación en conflictos internacionales, posicionando al Vaticano como un actor relevante incluso cuando otras instituciones fallan en promover el diálogo. En Chile, este rol dialogante y protector de la dignidad humana sigue vigente, evidenciado en pronunciamientos recientes sobre migración y cohesión social, revalidando la misión de la Iglesia de 'seguir sacando la voz' ante las amenazas a la justicia y la humanidad.