Actualizado el 4/21/2025
Comienza la Sede Vacante tras la muerte del pontífice; tres cardenales lideran el proceso hacia la elección del próximo Papa
El Papa Francisco falleció a los 88 años debido a complicaciones de salud, incluyendo neumonía e insuficiencia respiratoria, marcando el inicio de un periodo crucial de transición conocido como la 'Sede Vacante' en la Iglesia Católica. La noticia fue confirmada oficialmente por el cardenal Kevin Farrell, camarlengo del Vaticano, quien ahora asume la dirección administrativa interina de la Santa Sede.
Durante esta etapa, cesan la mayoría de los cargos vaticanos, exceptuando un reducido grupo de altos prelados que asumen funciones fundamentales para garantizar la continuidad y organización interna del Vaticano. Farrell, nombrado camarlengo en 2019 por el mismo Francisco, es responsable de verificar el fallecimiento del pontífice, sellar el apartamento papal, destruir el Anillo del Pescador y organizar el funeral, además de preparar la logística para la elección del nuevo Papa. Farrell, nacido en Irlanda en 1947, ha desarrollado una extensa carrera sacerdotal y episcopal en México, Estados Unidos y, desde 2016, en el Vaticano, donde también lideró el Dicasterio para los Laicos, Familia y Vida.
El proceso de transición incluye la organización del cónclave, cuya responsabilidad recae en el decano del Colegio Cardenalicio, el italiano Giovanni Battista Re, de 91 años. Re coordina las congregaciones donde los cardenales de todo el mundo se preparan y acuerdan la fecha de inicio del cónclave. Aunque, por su edad, no participará en la votación, sí presidirá la misa 'Pro eligendo Pontifice' y supervisará la organización del proceso electivo.
El tercer cardenal clave en esta etapa es el francés Dominique Mamberti, protodiácono, quien será el encargado de anunciar al mundo el nombre del nuevo Papa con la tradicional frase 'Habemus Papam'. Mamberti, de amplia trayectoria diplomática y eclesiástica, fue nombrado protodiácono en 2024 y, en el proceso actual, ostenta el privilegio de comunicar la elección del nuevo pontífice.
Este periodo de luto y reorganización, que se extiende hasta la elección de un nuevo Papa, está regido por estrictos procedimientos y simbolismos históricos. Los tres cardenales mencionados adquieren notoriedad pública y son decisivos para garantizar la estabilidad y continuidad institucional del Vaticano, mientras la Iglesia se prepara para iniciar una nueva etapa bajo un futuro sucesor de San Pedro.